lunes, 21 de abril de 2014

A nuestros hijos

A nuestros hijos les vamos a contar que la moda era ser poeta, vestir desaliñado (cuanto más mejor), salir a un bar cualquier noche y encontrarte estereotipos de prototipos estereotipados, gente con sombrero roído por las juergas que dicen nacer de un par de cervezas. La moda era coger un lápiz y un papel y tachar el nombre de alguien que nunca más iba a volver, enredar su pelo en versos recién salidos del cuento que te cuentan cuando les preguntas sobre qué les mantiene tan vivos si están tan solos. La moda era rodear preguntas y hablar de todo retóricamente para que no te pregunten de algo que no tienes ni puta idea, ir a quedadas en las que había de todo menos poesía, y buscar alguna cara desconocidamente conocida para mirarla de reojo y sonreír a escondidas. 
A nuestros hijos les diremos que éramos modas, pero ¿qué no lo es? Seguro que cuando ellos cumplan los veinte escucharán a Bowie, querrán ser héroes sólo por una noche y se sentirán de otra época. Rara vez el ser humano está conforme, por eso es mejor no hablar de su existencia.

Cuando tenga un hijo le hablaré de lo que éramos y le preguntaré quién quiere ser él, esperaré a que me responda de manera retórica para que a mí no me quede más remedio que rodear sus respuestas. Pero también le hablaré de la realidad, le diré que en mi tiempo la tecnología nos tenía absortos y dábamos la espalda a la verdadera vida hasta que le tuve a él. También le hablaré de las modas, de la poesía, de la cerveza, de que los verdaderos poetas no ahogan sus penas, se nutren de ellas. Le nombraré la obsesión que teníamos de compartir nuestra vida a través de fotos con personas que jamás veríamos, y las acompañábamos con pies que daban a entender lo felices que éramos, como dejando caer que nosotros también sabíamos fingir tan bien como ellos, y cuando esté cansado y me diga que qué quería ser yo de mayor, le contestaré que una vez le dije a mi madre: "mamá, de mayor quiero ser siempre tu hija". Y después de lo superfluo le inculcaré la verdad, aunque duela; el dolor aunque le haga llorar.

La mejor manera de levantarte de un golpe es tener ganas de recibir otro. Y otro, y otro, y otro, y entender que la vida es un dar y recibir por todos lados. Dar la mano, dar un beso, un abrazo, dar un vuelco a un corazón, dar el tiempo, dar amor sin promesas, darte a ti y seguir sintiéndote plena. Le diré que no hay mayor libertad que la de amar en silencio. Le hablaré de la vida en sus cinco sentidos, de lo importante que es estudiar por gusto y no por obligación, de que los tontos siempre tienen suerte y de que muchas veces nos gustaría ser un poco más tontos. Le hablaré del miedo, de la pérdida, de la ausencia, de la familia y de los amigos, de que cuando era pequeña jamás imaginé un futuro con hijos hasta que llegó ella. Le diré que cuando se sienta perdido, busque la sonrisa de su madre. Es un salvavidas.


A vuestros hijos no sé qué les vais a contar, pero yo le diré que fuimos modas. Pasajeras. De primera clase. Que cuando terminamos, no nos hizo falta el avión para seguir volando.

13 comentarios:

  1. Como siempre, buenazo! Un beso desde México.

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  2. Pasajeros de modas pasajeras.
    Me ha encantado Alejandra, no sé si tendré hijos o no, ni si seré el padre que suelta charlas o no, pero si es que sí en ambas, me gustaría darle esas charlas con la seguridad que has demostrado tú aquí.

    Un abrazo!

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  3. Qué razón tienes. Es un texto que da que pensar. Muy bueno^^

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  4. Simplemente perfecto. ¡Me encanta! Qué cierto eso de que la moda es ser poeta, ¿eh? En fin... Creo que quien lo es de verdad no alardea de ello sino que escribe sin más :)

    ¡Nos leemos! Te dejo mi blog: http://silenciatumentira.blogspot.com.es/

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  5. Es precioso, entradas asi hacen que me desvele leyendo maravillas.

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  6. Solo puedo decir que me parece Increible...

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  7. Pobre niño, lo vas a apabullar…
    (¿Y no te parece mejor idea que descubra solo quién quiere ser? Creo que las cosas se aprenden mejor cuando la anticipación no quita la sorpresa de vivir. La parte "le preguntaré quién quiere ser él" me recuerda a "dime lo que soñaste" de "Welcome to the machine", Pink Floyd)

    Un saludo y a descomprimir...

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  8. Igual no te salen rimas como las de Bécquer (o cualquier otro poeta), igual no es lo que pretendes, pero se nota que escribes con sentimiento y con el corazón, te salen solas las palabras. Tengo 16 años y te juro que al leerte el corazón me da un vuelco y se me erizan los pelos, escribes tan bien que es leer y sentir, y cuando las cosas están bien hechas hay que decirlo, y este blog y esos videos de la derecha están tan bien que ni siquiera puedo felicitarte, no te conozco, pero al leer estas cosas devuelves la vida y las esperanzas a cualquiera que las lea (sea de la edad que sea), solamente se te pueden dar las gracias por lo que escribes y por mostrar tus sentimientos ante tanta gente, eres muy valiente. He escrito esto en esta entrada porque es la última que has escrito y es la que se ve a primera vista, pero que esto te lo escribo pensando en todas las entradas y los vídeos que has publicado aquí. Sigue así y gracias. Muchos ánimos desde Madrid.

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    1. Muchas gracias por tu huella, Belén, a mí se me eriza la piel al leer cosas como ésta. Es increíble cómo una vida llega a otras vidas y hace algo que aún no sé qué es exactamente ni cómo pero provoca una reacción en forma de felicitación, en este caso somos nosotras las vidas. Me sigue pareciendo espectacular. Gracias otra vez por estar.

      Ponte cómoda y siéntate o siente, como quieras. :)
      Abrazo desde Madrid.

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  9. Alejandra, muchas veces he leído este texto.
    Hoy te dejo comentario: te aplaudo.

    Saludos

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  11. Desde "Mamá. yo de mayor quiero ser siempre tu hija" he leído borroso, ojos llorosos, voz sin voz. Arrancarse el corazón y ponerlo encima de la mesa, duele. Felicidades por ello. Somos modas, y ojalá a veces fueran eternas. Tu hijo va a tener la suerte de ser siempre tu hijo. Un abrazo!

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