Y cuando crees encontrar a la persona
con quien soñar, resulta que se encuentra a más de cien canciones de
distancia.
Entonces no. No puedes hacer más que
intuir de qué manera los acordes llegan a sus oídos como lo hacen
con los tuyos. No te queda otra forma de escuchar la música, únicamente
aprendes a medir el tiempo en notas y la espera en claves de sol.
Sabes que no existe la posibilidad de
soplar la separación que os une porque desde que te cruzaste en su
compás sólo quieres componer sueños a su son.
Si realmente fuera ella mi concierto,
¿estaría dispuesta a ir de gira?
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